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"El cuento de hadas continuaba. El príncipe había regresado y se había roto el maleficio. No estaba segura exactamente de qué hacer con el personaje restante, el cabo suelto. ¿Dónde estaba su «feliz para siempre»?"
"Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido."
"¿de cuántas maneras se puede destrozar un corazón y esperar de él que continúe latiendo?"
"Sabía que ese tipo de reacción era una estupidez por mi parte. ¿Quién sabía cuánto tiempo me quedaba para poder mirar su rostro? Nos habíamos salvado y él podía dejarme en cuanto estuviéramos en libertad. Era un desperdicio, una locura, tener los ojos tan llenos de lágrimas que no pudiera verle las facciones con claridad."
"Podía notar otra vez el palpitar desbocado de mi corazón contra las costillas y la sangre latía caliente y rápida por mis venas. Los pulmones se me llenaron del dulce perfume que derramaba su cuerpo. Era como si nunca hubiera existido un agujero en mi pecho. Todo estaba perfecto, no curado, sino como si desde el principio no hubiera habido una herida."
"Nunca había visto nada más bello, incluso mientras corría, jadeando y gritando, pude apreciarlo. Y los últimos siete meses desaparecieron. Incluso sus palabras en el bosque perdieron significado. Tampoco importaba si no me quería. No importaba cuánto tiempo pudiera llegar a vivir; jamás podría querer a otro."
"¿cuál era el protocolo de los cuentos de hadas para otros besos? ¿Acaso la gente corriente y moliente no necesitaba romper ningún conjuro?"
"La persona a quien amaba de verdad se había marchado para siempre. El príncipe no iba a regresar para despertarme de mi letargo mágico con un beso. Al fin y al cabo, tampoco yo era una princesa..."
"Era como si alguien hubiera muerto, como si yo hubiera muerto. Porque había sido algo más que perder el más verdadero de los amores verdaderos, aunque no fuera uno de esos amores que matan, porque no había bastado para matar a nadie. También era la pérdida de un futuro al completo, una familia entera... toda la vida que yo había escogido..."
"Había pensado que Jacob había sanado el agujero que había en mí, o al menos lo había sellado, de forma que no me dolier a tanto. Me equivocaba. Se había limitado a excavar su propio agujero, por lo que ahora estaba carcomida, como un queso gruyer. Me preguntaba por qué no me derrumbaba en cachitos."
"¿Para qué ir más lejos? Nada me retenía allí, nada, salvo los recuerdos que podía invocar cuando quisiera —siempre que estuviera dispuesta a soportar el correspondiente dolor—, y la pena que ahora me embargaba me había dejado helada. Aquel sitio no tenía nada de especial sin él. No estaba del todo segura de qué esperaba sentir allí, pero el prado carecía de atmósfera, estaba vacío, como todo lo demás. Sólo se parecía a mis pesadillas."
"Yo era como una luna perdida —una luna cuyo planeta había resultado destruido, igual que en algún guión de una película de cataclismos y catástrofes — que, sin embargo, había ignorado las leyes de la gravedad para seguir orbitando alrededor del espacio vacío que había quedado tras el desastre."
"Había una cosa que sabía a ciencia cierta, lo sabía en el fondo del estómago y en el tuétano de los huesos, lo sabía de la cabeza a los pies, lo sabía en la hondura de mi pecho vacío... El amor concede a los demás el poder para destruirte.
A mí me habían roto más allá de toda esperanza ."
"¿Cómo se lo podía explicar para que lo entendiera? Yo era una cáscara vacía.
Había estado completamente huera, como una casa desocupada —y declarada en
ruinas—, durante meses. Ahora había mejorado un poco. El salón estaba en mejor
estado, pero eso era todo, sólo una pequeña habitación. Él se merecía algo mejor que
eso, mejor que una casa con un a sola habitación, en ruinas y a precio de saldo..."
"A veces, la voluntad divina se cumple."
"Me pregunté cuánto más podría durar esto. Quizás algún día, dentro de unos años, si el dolor disminuía hasta el punto de ser soportable, me sentiría capaz de volver la vista atrás hacia esos pocos meses que siempre consideraría los mejores de mi vida.
Y ese día, estaba segura de que me sentiría agradecida por todo aquel tiempo que me había dado, más de lo que yo había pedido y más de lo que merecía. Quizá algún día fuera capaz de verlo de este modo.
Pero ¿y qué ocurriría si este agujero no llegaba a cerrarse nunca? ¿Y si las heridas en carne viva jamás se curaban? ¿Y si el daño era permanente, irreversible?"
"Resultó algo atroz. Tenía la sensación de que me habían practicado una gran abertura en el pecho a través de la cual me habían extirpado los principales órganos vitales y me habían dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar y sangrando y palpitando a pesar del tiempo transcurrido. Racionalmente, sabía que mis pulmones tenían que estar intactos, ya que jadeaba en busca de aire y la cabeza me daba vueltas como si todos esos esfuerzos no sirvieran para nada. Mi corazón también debía seguir latiendo, aunque no podía oír el sonido de mi pulso en los oídos e imaginaba mis manos azules del frío que sentía. Me acurrucaba y me abrazaba las costillas para sujetármelas. Luché por recuperar el aturdimiento, la negación, pero me eludía.
Y sin embargo, me di cuenta de que iba a sobrevivir. Estaba alerta, sentía el sufrimiento, aquel vacío doloroso que irradiaba de mi pecho y enviaba incontrolables flujos de angustia hacia la cabeza y las extremidades. Pero podía soportarlo. Podría vivir con él. No me parecía que el dolor se hubiera debilitado con el transcurso del tiempo, sino que, por el contrario, más bien era yo quien me había fortalecido lo suficiente para soportarlo."
Mas en caso de irme a Jacksonville o a cualquier otro sitio igual de soleado y poco familiar, ¿cómo podría estar segura de que él había sido real? Mi certeza flaquearía en un lugar donde no fuera capaz de concebirlo, y no iba a poder vivir con eso.
Era una forma muy dura de vivir: prohibiéndome recordar y aterrorizada por el olvido.
Esperé a ver si regresaban el aturdimiento o el dolor, sabedora de que este último volvería antes o después. Había roto mis propias reglas. Me había acercado a los recuerdos, había ido a su encuentro, en vez de rehuirlos. Había oído la voz de Edward con una total nitidez y, por tanto, estaba segura de que lo iba a pagar caro, en especial si no era capaz de que regresar a la neblina para protegerme. Me sentía demasiado viva, y eso me asustaba.
Pero la emoción más fuerte que en estos momentos recorría mi cuerpo era el alivio, un alivio que surgía de lo más profundo de mi ser.
A pesar de lo mucho que pugnaba por no pensar en él, tampoco intentaba olvidarle. De noche, a última hora, cuando el agotamiento por la falta de sueño derribaba mis defensas, me preocupaba el hecho de que todo pareciera estar desvaneciéndose, que mi mente fuera al final un colador incapaz de recordar el tono exacto del color de sus ojos, la sensación de su piel fría o la textura de su voz. No podía pensar en todo esto, pero debía recordarlo.
Bastaba con que creyera que él existía para que yo pudiera vivir. Podría soportar todo lo demás mientras supiera que existía Edward.