Estimado señor, doce horas son como doce años para mí. Te imagino en tu casa, sonriendo, pensando en mí. El hecho de ser el secreto de tu corazón me llena de gozo. Ojalá pudiera expre­sarlo aquí, en mi jaula. Eres el poema oculto en mi corazón. Te re­leo, te memorizo, cada momento que pasamos separados

0 comentarios:

Publicar un comentario